40 años después.

Mi generación, los que ahora casi tenemos 50, los casi mayores, los casi todo, los casi adultos, hemos sido una generación que se ha negado a crecer, no solo por nuestra culpa, nuestros padres no nos dejaron y a nosotros nos vino bien. No es casualidad que nos gustara tanto un movimiento musical como en Indie, ese género aborto que no significa nada, no basado en la música, pero si en la industria, algo también muy significativo de mi generación, pero que tenía ciertos rasgos definidos, entre ellos la idealización de la infancia, el no querer crecer nunca, se pasó del "Forever Young" al "niño siempre" dando paso a niños grandes como yo mismo, y que ahora he dejado atrás por pura necesidad, perder a tus padres te hace adulto de golpe y sin pamplinas.

Ahora me choca ver a mis amigos de mi edad pelear con sus padres como si fueran todavía chavales, mejor dicho niños que luchan por ser ellos mismos, cada uno aposentado en su rol en lugar de ir asumiendo las distintas etapas de la vida.

Solo hay que recordar la manía de los grupos indies de publicar fotos suyas cuando eran niños, la portada del mítico disco de Lou Barlow, Backsale y tantos otros. La infancia como paraíso perdido que tan alargada se convierte en infierno. 

La infancia vinculada a la creatividad es una maravilla, un tesoro, vinculada a la vida y la familia, un infierno. La mayoría de gente mata a su niño y tira para delante, los indies no lo hicimos y ahora no tenemos un lugar donde meternos y la casa llena de muñecos y discos. 

Y no fueron solos los Indies, los Nerds o como quieras llamarlos, los fans de Star Wars, los creadores de cromos con lo que sea de la infancia, Yo fui a EGB, el infierno, la idolatría de los muñecos con rebaba. Me causa terror y añoranza a partes iguales. La vida es en una sola dirección, perder, dejar y recibir lo nuevo, los papeles y retos nuevos a desempeñar. 

Siento que voy muy tarde, no reniego de nada, ser como he sido me ha hecho quién soy hoy. A partir de ahora quiero sincronizarme con la vida, notar mi cuerpo donde está aunque sea escuchando la música del pasado y a flor de piel. La nostalgia no se puede sentir si no lo has vivido y superado, la reflexión, la poesía y la emoción surgen de la superación.

Es obvio y real, ya no somos niños. Me perdí en un bosque y aparecí hoy, 40 años después.