Coger una mano desconocida y caminar.


Hay grupos que jamás te gustaron y después de mucho tiempo, un día  los vuelves a escuchar y se revelan ante ti como algo totalmente distinto y te das cuenta de lo que veían los demás y tu jamás fuiste capaz de disfrutar. Un puente entre neuronas cortado, un viaducto entre dos continentes desconocidos, un atajo hasta un claro en el bosque, un lugar escondido para tu mirada. El vestuario del sexo que todavía no deseas cerrado y un día despiertas, de repente, y miras dentro sin que te vean a ti y lo ves todo diferente, cada forma, cada parte, cada cuerpo completo, sin quererlo despierta algo en ti. Es algo maravilloso, el descubrir lo que no te habían brindado y ya estaba ahí, volver a la adolescencia de mano de la música. Emociones que si no es así no las puedes sentir de ningún modo, algo germina en ti de forma inesperada y repentina. Esa sensación un día prácticamente desaparece ante todo, pero no es cierto, te puedes dejar, abandonar a ese descubrir, a ese florecer ante la belleza no comprendida y mantenerte toda la vida ahí, incluso puede que ese, finalmente, sea el sentido de todo hasta descubrir el último camino a un deseo no trazado todavía, hasta coger una mano desconocida y caminar.

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