Confesiones de un gilipollas

Llevo prácticamente toda la vida mintiendo. Viviendo algo así como una farsa creada por mi mismo, un decorado en el que estaba a gusto a ratos aunque por gilipolleces suelo sufrir bastante, me produce mucha ansiedad la realidad, la soledad y la compañía no deseada, o la deseada que a veces me molesta. Pero en mi mundo era bastante  "feliz", un mundo habitado por mi con mis tonterías, falsa humildad, haciendo ver que no he roto un plato en toda mi vida y pensando, básicamente, en mi persona y después en mi también y para colmo lamentándome de lo que sufro cuando en realidad tengo una vida bastante mejor que la mayoría.

Me he pasado toda la vida creando a este personaje habitante de un barrio de trabajadores, al que solo voy a dormir y que lo ama y lo detesta a la vez, porque en realidad no soy un trabajador ni tengo nada que ver con ese mundo. Soy un falso obrero porque me criaron obreros. 

Vivo en la pura contradicción y el otro día alguien me la mostró y se me reveló con claridad, antes veía a una especie de maniquí tapado con una manta de borra al que no miraba por cosa fea e incomoda, pero que me producía una ansiedad y un "toc" galopante por estar mal colocado y taparme parte de mi campo visual que necesito siempre despejado, porque me gusta el orden y las mantas con polvo me dan una alergia que me muero. 

Ya me lo olía a través de mis últimos trabajos (el inconsciente siempre da pistas) donde me definía como el rey de los gilipollas. Y eso es lo que soy, un gilipollas, es decir, un venido a más que no lo es tanto, un globo inflado rojo que se escapa,  un vanidoso que lucha por que no le descubran y no se destape  que su trabajo es fruto de carencias fundamentales, ingenio y de ser un carterista. Resumiendo, soy todo lo que he detestado siempre y lo que tanto me molesta en los demás, los putos fantasmas.

Ahora mismo, esto parece un texto para conseguir cariño y atención, puede que lo sea y no me de cuenta, igual que tantas otras cosas que he hecho durante mi vida como ser un egoísta, narcisista, malcriado y otros derivados de esa sustancia pegajosa, y ahora ya sabiendo todo eso, me he quedado sin motor y sin razón para seguir haciendo el gilipollas que es mi principal ocupación en la vida y mi motivo para levantarme de la cama ¿Y ahora que hago después de descubrir que todo era vanidad? ¿Tengo razón de ser? ¿Mi trabajo tiene sentido? La verdad es que no mucho, no interesa demasiado, sobre todo, no es necesario y nadie me pide que lo haga, me refiero a los trabajos de "autor" (Oh que maravilla esto de ser autor, es lo que necesitaba para ser más gilipollas) Digamos que los trabajos que son por encargo, la publicidad y las cosas que realmente me dan para comer, siguen teniendo sentido, el resto de libritos y expresiones propias, se pueden ir por el desagüe.

También es verdad que tuve una sobredosis mediática con mi último libro y trabajando en la radio, poco más y la palmo, mi guía interior, es decir, el avatar de mi abuela que habita en mi, ya me decía que todo eso era una basura y una farsa y me producía una sensación de malestar supina, todo lo contrario de lo que debía pensar la gente, puesto que no hay nada más grande en nuestro mundo que ser el gilipollas oficial del reino, el más guapo, el más listo e ingenioso, con más "followers" y todo tipo de cosas vacías y portadoras del absurdo, solo hay que ver a las celebridades que adora todo el mundo en masa, más gilipollas más fans, la ecuación nunca falla.

La música termina y finaliza el show ¿que coño voy a hacer a partir de ahora? No tengo ni idea, seguiré ¿qué le voy a hacer? no sé hacer nada más que estos muñecos y contar historias. Libros y fantasmadas, supongo que no podré hacer más, mi abuela no me deja.

Más allá de esto, intentare ir tirando gracias a mi gilipollez acumulada durante años y haré encargos para pagar mis facturas, ahora con casi 50 años, veo difícil reciclarme en otra profesión, además soy un vago.