Caer en blando



En mi familia siempre se contó y se transmitió como leyenda el día en que mi abuelo, al despertar de la anestesia después de ser operado de una hernia, se levanto de la cama, salió corriendo y saltó por la ventana, ni se mató ni se hizo daño, pero fue un dramón. Mi abuela lo contaba dando el detalle de que le había sentado mal la anestesia, como si se hubiera comido un tripi y hubiera tenido un mal viaje. En mi familia, por el lado de mi madre, siempre hemos tenido muy presente la idea del salto, pero no como fin o muerte, si no como cambio drástico, huida hacia delante, drama que propicia la mutación y la distorsión de todo, lo que sería algo así como un salto rupturista. Hemos sido todos unos grandes cobardes muy valientes, amantes de la tragedia.
Mi madre tenía tendencia al desmayo, a la caída, pero no se como se lo montaba, pero siempre caía en blando, más de una vez la vi empezar a desmayarse e ir dando pasos hacia atrás hasta caer en el sofá, era lo que décadas después se bautizó como Drama Queen. Yo soy una Drama Queen como mi madre, pero como ella, siempre caigo en blando y hago todo lo posible para que sea así. Durante muchos años, cada noche al ir a dormir me venía la imagen imaginaria de mi abuelo saltando desde la ventana, será por la idea que mi madre me inculcó de que era igual que él, debía ser por pura idealización. 

En mi familia también hemos sido muy de idealizar y ahora que solo quedo yo, mantengo la tradición hasta el final. Salto e idealización, una mezcla bestial, una forma de conseguirlo todo, un constante vivir a flor de piel, una tradición familiar que arrasa con todo y que arrasó con nosotros mismos, una novela absurda que yo ahora escenifico en los mejores lugares en los que me encuentro, piscinas, eventos, restaurantes, hoteles, y en todo lo bueno que me encuentro, caigo en blando en tumbonas, en sofás, camas y así reino desde mi drama, desde mis pequeñas desgracias, soltando lagrimillas en duchas recubiertas de mármol y luego disfrutando en las situaciones más extrañas donde solo estaría cómoda una rata.

Así soy, así éramos, nunca caímos de pie, caímos en blando. Todos
se fueron tumbados y yo pienso hacer lo mismo, mientras lloro por el hecho simple de existir, por no saltar y añorarlo todo una vez más. 



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