Fugazi. Demasiada realidad.

Fugazi, otro grupo que deberían haberme gustado. Claves en la historia de la música, influyentes como pocos, determinantes y determinados, políticamente correctos hasta la nausea, puede que fueran los últimos que intentaron cambiar algo con su música, no lo consiguieron tampoco, pero si dejaron un poso en nuestras tazas.

La música con esa capacidad de emocionar y de lanzarte a la acción a través de esta, ha vivido desde la aparición del Pop convencida que iba a liderar la revolución juvenil, realmente lo creímos, soñábamos con un mundo libre vestidos de hippies, heavies, punkies, o lo que fuera. Soñábamos con ser capaces de destruirlo todo y de construir algo nuevo escuchando una cinta de cassette, hay que ser ingenuo...

Con el tiempo ha quedado más que demostrado la inmensa gilipollez que era eso y ahora nos descojonamos vivos con el We are de Wold, el Live Aid o el tonto del Sting disfrazado de aborigen salvando el Amazonas o Peter Gabriel con aquello del Biko.

Fugazi, fueron menos ingenuos que esa panda de iluminados ególatras como Bono de U2 hablando con Mandela, Fugazi plantearon cosas más sencillas, muchas de ellas absurdas, pero que algunas otras perduran hoy y han sido la base de mucha de nuestra cultura actual y que ahora Podemos y algún progre de pacotilla reivindica, y nosotros ya lo habíamos vivido en aquellas canciones.

A pesar de todo y de haber entendido su mensaje del "háztelo tu mismo" y ese haber sido uno de mis máximos referentes en la vida y el motor de toda mi carrera, nunca he sido muy fan, les faltaba la fantasía del heavy, demasiado realismo para un chaval que chupó demasiado descampado y cemento.

La realidad siempre me ha pesado demasiado.


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