Roma.

Ayer vi la película Roma. Al final, las películas que he de ver las veo pero nunca corro a verlas.  

Me gustó mucho, como me gusta México, como me gusta su capital, su geometría destartalada pero geométrica, sus paredes repintadas, sus mosaicos en los suelos, sus cosas rotas pero arregladas, el estilo Art Déco en sus fachadas, los marcos de metal pintados de negro de sus ventanas, sus plantas exuberantes, su tierra roja, todo es un jardín precioso. 

Me gusta mucho su gente, su piel y sus peinados negro reluciente, todos tan limpios y arreglados, su humildad pulida y curiosa, su timidez. 

Todo eso se ve en la película, pero también se ve lo que me hace marcharme sin tanta pena, no hay mes que no piense que debería vivir allí, sin duda es el país más bonito del mundo. Lo que me hace irme sin pena son la diferencias tan grandes que hay, la servidumbre. 

Cleo, la protagonista de la película, pobre desgraciada, sobria y buena, elegante, la única con inteligencia emocional de toda la película, es una de las criadas de una familia que vive en el barrio de la Roma, barrio precioso, donde me he alojado varias veces y que adoro. 

La primera vez que lo visité y pasé un mes, ingenuamente creí que era un barrio como el mío, plural, con gente de todo, que trabajaban con más o menos suerte, pero no, es un barrio de ricos, porque allí o eres muy rico o eres un sirviente, luego están los que se buscan la vida y son "normales" según nuestro criterio pero son los menos. 

Ayer al terminar la película vi un trozo de un documental donde habla el director y lo tuve que parar, la película que él había hecho y la que vi yo era otra. Él hizo un homenaje a su nani y a sus recuerdos del pasado. 

La película está hecha a la perfección, una película supuestamente sobria hecha con un dispendio de medios y recreaciones hasta el último detalle de los ambientes y objetos del pasado, en definitiva una película hecha por el amo.  

Yo vi otra película, vi a una pobre chica que tiene amos, que la quieren, la cuidan y la atienden, pero como al que quiere a un perrito, lo quieres con toda tu alma, pero tu sabes que eres una persona y él un perro, un perro que lo dará todo por ti, pero tu por él sabes que no. 

Vi la cosa más triste del mundo, un mundo que todavía perdura y que yo hago por no ver injustamente, un mundo donde todavía hay seres inferiores y se vive con total normalidad, aunque en el fondo de mi ser, creo que el director se siente muy culpable de la vida que ha tenido y por eso ha hecho la película que ha hecho, pero está tan instalado en su realidad que ni se da cuenta. Él cree que la quiere de verdad.
Ella salva la vida de sus hijos justo cuando ha perdido al suyo y la han invitado a pasar un fin de semana con ellos porque dicen que le sentará bien. Ella lo da todo por ellos, pero ellos no. Una película nunca será suficiente.



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