Sexo y música. Vender el turrón.

Vengo de otra época, me refiero a cuando era joven, donde la música ya no solo estaba relacionada con el baile ni con el sexo, siempre ha estado muy relacionada con uno y con lo otro, desde Elvis a Madona, el sexo y el contoneo ha estado ahí, bailar en una discoteca o donde sea, siempre ha sido un sucedáneo o lo más parecido a follar sin follar, a veces aquello parece una orgía y casi huele igual.

Pero no solo era eso ya,  por suerte, para mucho reprimido como yo, la música también es algo intelectual, algo relacionado con el arte, con la imaginación, con lo experimental, con la mente, con el sueño, desde la psicodelia hasta la pura poesía musicada, a los cantautores. A mí esa es la música que me gusta, para el sexo me gusta más la cama. Los rituales de apareamiento me han dado mucha pereza, pasarme la noche hasta las 5 de la mañana haciendo miraditas y moviendo mi pequeño esqueleto sin sentido del ritmo siempre me ha parecido muy ridículo.

Igual de ridículo que venderlo absolutamente todo a través del sexo y sobre todo el sexo de la mujer, para venderte un neumático te pongo una mujer desnuda, una colonia, una crema, una camisa, unos calzoncillos, unos espaguetis, una Cocacola, un coche, una bufanda , una cuchilla de afeitar, unos cigarrillos, una ensaimada, unos calcetines, unas medias, una taza, una fiambrera, todo lo que se te ocurra, todo se vende con el sexo, absolutamente todo, tiene tan poca relación y es tan usual que ya nos parece normal, hasta en las farmacias para venderte productos de salud te enchufan una foto de una mujer desnuda, a mi me hacen hasta pestañear, hasta en productos relacionados con la lactancia aprovechan para enseñar un poco de teta a lo sutil, esto último ya es totalmente surrealista.

Los que hemos trabajado en publicidad, los publicistas, las marcas y cualquiera que alguna vez se haya parado a pensar en su vida, sabe que es la forma mas chusca de vender algo,  todos vemos un torso femenino de 5 metros en una fachada de un edificio del centro de tu ciudad y miras, te gusten las mujeres o no, o deseas ser como ella o te gusta, es el truco más barato que puede existir, es publicidad para los monos que realmente somos.

En esta última ola feminista nunca he visto tanta mujer como objeto de deseo en todas partes, me resulta hasta curioso si no fuera porque me sé el truco. En estos momentos de sucesivas crisis se sacan las peores armas para mantener el barco a flote, lo que sea, da igual, tú pon tías en bolas. Y dando un nuevo salto mortal al feminismo de "me opero las tetas para sentirme más segura", hemos pasado a me hipersexualizo para empoderarme, termino que cada vez que lo escucho más me escama, es el nuevo, "no lo hago para gustar,  lo hago para sentirme poderosa". A mí no me cuela.

Y de ahí paso a de lo que quería hablar, la música nunca ha estado tan hipersexualizada como ahora o supersexualizada, calentorra o el termino que queramos usar. No paro de escuchar letras sobre folleteo, sobre hago lo que quiero con mi coño, me lo vas a comer, o te voy a menear el no seque, o todo tipo de letras de rimas forzadas y muy imaginativas referentes al acto sexual tan deseado por todos. La música vuelve a estar destinada sobre todo al baile y al sexo, nunca ha estado tan cerca del follar como ahora y de forma tan explicita, y se nos vende como acto feminista, cuando en realidad es un acto publicista, sin más.

Con este rollo no quiero parecer moralista ni mucho menos, a mi me gusta el sexo como a todo el mundo y estoy a favor de la libertad sexual y que sea libre,  plural y público si a los practicantes les gusta, me repatean las personas que se escandalizan por ver follar a una pareja donde sea.

Pero que quede clara una cosa, me resulta realmente extraña la mezcla esa de feminismo y empoderamiento cuando veo a una Nathy Peluso o una Bad Gyal e incluso a Rosalía, cada vez más sexualizadas. A mí personalmente me están empezando a dar miedo sobre todo la primera, la Peluso. Aunque lo de Rosalía todavía lo entiendo menos, su música nada tenía que ver con lo que vemos en su perfil de Instagram, y no veo qué relación tiene las dimensiones de su culo y sus labios abultados con las canciones que hace. Al final va a parecer todo bandas sonoras para películas porno, cosa que me parecería muy interesante y novedoso.

En los 90 hubo todo un movimiento que no podíamos llamar feminista, pero si de cierta liberación real del papel de la mujer en la música y mujeres como Kim Gordon en Sonic Youth,  era un miembro más con total igualdad respecto a sus compañeros y no era la cantante guapa como en las bandas de antaño. Kim Deal llego a eclipsar a Black Francis en los Pixies y fue uno de los motivos de la separación del grupo, luego formó su grupo The Breeders donde ella era la líder de una banda principalmente femenina y de éxito. También surgió el movimiento de las Riot Girls, grupos de mujeres en total igualdad respecto a las bandas de tíos que eran lo normal.

Para mi eso si que, visto desde hoy, si que era empoderamiento, al menos un inicio que realmente prometía, lo de hoy no deja de ser lo de siempre, vender y vender y vender, en un mundo que cada vez se consume menos y que la industria cada vez se desespera más.

Vender con el sexo, todavía las mujeres tienen que enseñar los jamones para vender discos, es realmente triste. Contorsionarse como una culebra, o una especie de representante del diablo y de Satán, portadora del pecado, es que me da la risa de lo cutres y básicos que somos. Se quiere normalizar al sexo a través del mercado en lugar de liberarlo del capitalismo y que se haga como a uno le dé la gana, donde le dé la gana y con quien quiera.

Como siempre, lo que marca la diferencia es el contexto, y a mi la objetualización, el contoneo, el fetichismo y todo lo que sea relacionado con el sexo, me parece un mundo creativo y de fantasía, maravilloso, pero no me vendas patatas fritas con ello, vamos a lo que vamos o no jugamos.

¡Viva el sexo libre!


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