El Rey. Monarquías de andar por casa.

Ayer vi El Rey, no se quien la dirige ni casi nada de la película, sale el actor de moda, el chico este, el Chalamet, cada día me gusta más, por guapo, por estilizado y magnético y por buen interprete pese a su juventud, me lo creo cada vez que lo veo en una peli, además mata muy bien. Tanto en esta como en Dune, mata pasmosamente bien a pesar de ser bastante canijo pero alto.

En esta película mata a unos cuantos y, sobre todo al último traidor, lo hace de una forma contundente y real que te deja la sangre helada, también decir que el director lo muestra de forma sublime.

La película no tiene gran cosa a pesar de tener una fotografía y un vestuario preciosos, cada vestimenta del rey es más bonita que la anterior pero sin resultar falsa, igual que los cabellos, cada vez que me fijaba, me preguntaba que productos se debían echar en el pelo en aquella época. La trama de la pelí también está muy bien y eso es lo que realmente me hizo pensar.

 La escena de la batalla principal, me dio angustia verdadera y me dejó bien claro lo que era ir a la guerra en esos tiempos, la crueldad tenía otra medida, eso era guerra, incluso podía parecer algo justo y noble, porque te matabas cara a cara y el Rey podía morir como el que más. Ahora los bombardeos y misiles, hace que lo cruel sea aséptico y sin duda eso te da el poder de la crueldad infinita.

Es como matar un conejo para comértelo o las bandejas del super que nos han conducido a la barbarie de las macrogranjas. 

Pero lo más interesante de la película es ver la forma de gestionar los conflictos y la forma que tenían de solucionarlos y el poso que queda de eso todavía en nuestras propias vidas, somos europeos, blancos y cristianos, lo de Grecia y Roma en realidad está muy lejos y lo que tenemos más cerca es el sistema feudal y el catolicismo de esa época. Todo lo arreglaban igual, guerra o matrimonio, conspiraciones, trifulcas e intereses que se solucionaban así siempre, o bulla o boda y todo regulado por la moral cristiana, el bien y el mal y la culpa. Si eres familia no hay guerra y no se acepta la disidencia.

El matrimonio es el pilar principal y si no, guerra. Esto lo vemos en las casas de las familias que vivimos en bloques de pisos y nos comportamos como pequeñas monarquías de broma, sin tierras, sin apenas nada, las letras de un piso sin pagar o un piso de los años 70 que se lo han de repartir los primos, hijos o nietos.

Es tristísimo como seguimos viviendo, al menos en nuestro país, con esos residuos medievales que ni nos damos cuenta. Tampoco es extraño ver que películas como esta tenga éxito o Juego de Tronos o The Crown, todos nos vemos representados en esas sagas monárquicas porque nos resuena en nuestras propias familias pero a lo cutre salchichero.  

Equilibrios que penden de pactos sin pronunciar, bodas y alianzas entre familias, espadas de mando que no se heredan, luchas de poder, ordeno y mando, ajusticiamientos, cumplir expectativas de los padres, hacerte cargo del clan, portar la corona con dignidad y mierdas todas gestadas en esa época, ves familias totalmente arrasadas por llevar ese peso y otras que sobreviven gracias a él.

Familias que luchan entre ellas, herederos que no se sienten recompensados, enfados y perpetuaciones del reino gracias a un gobierno justo.

España siempre ha sido un reino de reinos, tanto es así que esa graduación llega hasta la unidad mínima de los pisos del extraradio. Pequeños reinos sin corona, no en balde, mi abuela así me llamaba, el principe sin corona, o el niño bien de casa mal. Todos son escalas de la misma filosofía. 

Siempre hemos sido unos flipados y creemos ser lo que no somos, o tal vez si, nunca hemos dejado de ser unos comedores de nabos hervidos que luchamos por mantener nuestro lugar en la jerarquía o medrar en ella con algún entuerto o boda. 





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