Manowar, fascismo y fantasía

Al primer concierto que fui en mi vida fue a ver Manowar en la gira Kings of Metal, no es que fuera realmente muy fan, me gustaban mucho, pero fue más circunstancias, por edad adecuada y por ser el grupo que sacó disco y estar de gira en ese momento.

Todos los amiguitos éramos fans, el disco es puro fascismo infantil, los niños de mi generación, todos atravesamos una etapa más o menos ingenuo-fascista sin darnos cuenta, era la época de los justicieros, Superhéroes, Harry el Sucio y grupos Metal con ideas de conquista y aniquilación del enemigo como Manowar. A los críos nos gustaba eso, sin saber muy bien porque, canalizábamos nuestra frustración con esas ideas, supongo. 

Éramos niños encerrados en pisos pequeños, rodeados de adultos o varios hermanos, sin poder salir apenas a la calle a jugar por los peligros de la droga y la eterna crisis económica que ahora parece que ya nadie recuerde y solo haya existido la última y la pandemia. Pero lo cierto es que el mundo era una terrible mierda desde mucho antes y los niños sobrevivíamos a golpe de Metal y fascismo ingenuo.

 Ahora supongo que lo hacen viendo internet, pero entonces no había ni eso, solo podíamos recurrir a la violencia y supremacía imaginaria.

Como iba diciendo, mi primer concierto fue de Manowar y fue una experiencia tan horrenda que casi dejo de ser heavy, de algún modo una parte de mi espíritu de metal ese día murió. 

Nos llevo el Josep, el padre del Marc, mi amigo y vecino del rellano, heavy como yo pero un poco más porque en su casa se respiraba más libertad moral y tolerancia con las melenas, aunque con el tiempo también conseguí mi pelo largo.

Nos llevo Josep y a la salida nos vino a buscar, debíamos tener dieciséis o diecisiete años, no más, y el concierto fue sumamente ruidoso y ridículo, pasamos hasta un poco de miedo viendo como los heavies mayores se drogaban con cachimbas extrañas llenas de vapor de marihuana, nosotros ni siquiera bebíamos alcohol, éramos buenos chicos y muy pequeños en realidad, aunque nosotros creíamos ser mayores.

Resumiendo mucho, aquello creo que nos superó, el ambiente no podía ser más bruto y retrogrado, por muchos porros que fumaran, y que no se nos olvide que en ese disco en la contraportada, donde aparecen un buen numero de banderas del mundo como si fueran países unidos por el verdadero metal, aparece la bandera de Franco representando a España. Es todo un poema garrulo metalero. 

Ellos aparecieron en tanga peluda y llevaban el record de vatios de sonido que hacia temblar hasta los asientos de plástico del Palacio de los Deportes, las canciones hasta costaba distinguirlas entre el dolor de oídos, la saturación del sonido y la vibración de los asientos.

Hicieron todo tipo de acciones ridículas como el duelo de mástiles de guitarra que contaba el otro día, el "famoso" solo de bajo del Vuelo del Moscardón por parte de Joe Di Maio, un garrulo estratosférico y cavernícola de bar que se supone que es el líder de esa banda de seres con el cerebro de plomo, plumas y paja.

Para acabarlo de arreglar, en un esfuerzo sobre humano para su intelecto, dio una especie de discurso en castellano sobre la muerte que iban a provocar a los acólitos del falso metal, que era uno de sus principales objetivos en este mundo y su cruzada personal. Nunca supe a que grupos se refería con lo de falso metal ¿Poison?¿Metallica?¿Nacha Pop? nunca lo sabremos, pero lo que si se, es que hasta para un crio de esa edad, ellos me parecía tan ridículos como cualquier otro de sus grupos odiados que jamás mencionaron. Supongo que molaba más dejar la intriga en el aire que darse de palos de verdad con sus enemigos. Era todo como un discurso de amenaza a nadie, a la nada, a un peluche que no responde, al espejo del Romi.

Mi primer concierto  fue de las peores experiencias que he tenido relacionadas con la música, aun así no abandoné el Heavy pero seguí a mi aire, como he hecho en todo en mi vida.

Esa noche no pude dormir del pitido de oídos que tuve, no le dije nada a mi madre pero creí haberme quedado sordo. Al día siguiente se pasó y seguí con mi vida de mierda de entonces y no tuve otro remedio que seguir refugiándome en el fascismo fantástico para seguir adelante.