Meshuggah, el puto terror.

Ya está de vuelta el puto terror. 

Podría decir la frase esa de que son el gran grupo ignorado por la crítica si es que realmente la hubiera. Por suerte el algoritmo ha superado cualquier opinión de los expertos y nos ofrece a droga adecuada para cada cerebro.

Meshuggah son de lo mejor que puedes escuchar si no tienes prejuicios con las calaveras y las voces de monstruo.

Pantera a su lado son villancicos que aprendes a tocarlos en una tarde con la zambomba que llevas incorporada. Meshuggah es otro nivel, complejidad muy difícil de entender a la primera escucha.

Son una auténtica pesadilla en el buen sentido del termino, después de escuchar un disco entero suyo, si tienes algún tipo de trastorno mental que las anfetaminas te provoquen un efecto paradójico, te quedas más relajado y blando que un pulpo. Es totalmente imposible pensar en nada mientras los escuchas, tu cabeza es un caos totalmente ordenado a martillazos, puro placer para una mente que funciona distinto.

Yo creo que debemos ser muchos los tarados en nuestra sociedad, en estos tiempos donde nuestra atención se limita a segundos y esta es la música que necesitas para escapar de Instagram, Tinder, y distintas mierdas que roban tu atención y te sumergen en una nebulosa mental.

Meshuggah son lo concreto, son los zapatos de cemento antes de tirarte al rio, son un bloque de pisos sin ventanas, la paz total dentro de la guerra de los medios y las redes.

Bombardeos con ritmo y sentido intrínseco. Una fábrica organizada por perros, una sacudida eléctrica a modo de "reset" cerebral.

No seáis cobardes, Meshuggah son la solución final a nuestro tiempo de confusión.