Pavement, encantados y torcidos.

Slanted and Eschanted de Pavement ha cumplido treinta años y aparte de significar que tenía veinte cuando salió, también me recuerda lo mucho que me gustó pero lo poco original que me pareció a la primera escucha, creí que eran unos Pixies de segunda mano y no eran nada de eso. Pavement obviamente venían de los Pixies, sin ellos jamás hubieran existido, pero estaba muy equivocado.

Torcido y encantado, pocos títulos de disco han representado mejor lo que suena dentro. Magia destartalada, un desván secreto con cajas llenas de cosas viejas que parecen tesoros y solo lo son por el cariño que te provocan, por que te recuerdan a la infancia, muñequitos, cristales de colores, tacitas de café, un bote de Tipp-ex seco, un boli de cuatro colores, tristeza bonita, recuerdos mejores que la realidad, cintas de cassette con ruidos de la calle grabados o con tu propia voz de niño, un bote de colonia evaporada pero que todavía huele a tu antigua casa, a tu abuela, un libro de recetas de cocina amarillo, lanas, trapos, retales... un tebeo. 

Stephen Malkmus, no se parecía a ningún otro cantante que hubiera escuchado entonces, esa mezcla de técnica vocal, virtuosismo y dejadez absoluta y hacerlo mal adrede, los maravillosos gallos que hace ese hombre son de lo más sentido que se ha hecho nunca en el Pop, el "malibien" el genio muy despeinado que aparece en escenario con pelo de príncipe y con la mandíbula de un marqués americano que no existen. El resto de la banda le acompaña y mucho más, un noble nunca lo es sin cohorte y él jamás lo ha vuelto a ser.

Pavement consiguieron hacer un disco enorme y misterioso, hecho como si nada, un pedo que huele bien, parece una maqueta y no lo es, suena fatalmente bien y tiene unas canciones que se han convertido en clásicos, porque son bonitas, como todo lo que enumeraba antes, son canciones que se pueden tocar bostezando y te ponen la piel de gallina.

Pavement saltaron a la realidad y la destartalaron, pocos discos me han gustado más en mi vida, ya nunca lo volvieron a lograr igual, a pesar de seguir haciendo discos memorables, el fallo fue incorporar el humor en su música y dar de lado a la emoción, aunque la siguieron teniendo como un trapo al que le tienes cariño.

 No se tomaban en serio, esa fue su gracia y su desgracia. Lo que los hizo gigantes y desaparecer como un mosquito que lo dejas de ver cuando abandona la pared blanca y se camufla con el papel pintado.

La frescura acabo en broma y el sentimiento en globo, y los muy hijosdeputa, a pesar de hacernos la pedorreta, siguieron sacando gloria pura de su imaginación.

Los amé aunque nunca volvieran a sonar tan mágicos y torcidos.