Llorar de alegría.

 Llevo un par de días que he observado que no hay nada mas triste que escuchar música alegre y que te parezca triste, música para bailar y que te parezca melancólica, canciones bonitas hechas para celebrar y te lo parezca, pero también y de forma simultanea, notes que hay un poso de tristeza.

Esas canciones son las mejores, encierran la esencia de la vida tal y como es, una celebración pero con la pena de saber que la fiesta se termina o con el recuerdo de celebrar lo que ya ha pasado o lo que nunca volverá.

Que difícil resulta ser feliz así como pasan los años, la felicidad se convierte en algo mucho más profundo y lleno de matices, la felicidad también entraña la felicidad de haberlo vivido o el recuerdo de un momento feliz. Eso no deja de ser triste.

La felicidad deja de ser ese momento plano, contento con los colegas, o medio achispado abrazado a un amigo o haber pegado un buen polvo, o que te hagan caso, o cualquier pequeña cosa superficial y plana que te alegra el día cuando eres joven.

Cuando te vas haciendo mayor, una canción alegre te alegra de otro modo, desde una emoción muy parecida a la tristeza. Puede que sea la alegría de estar vivo, algo que antes no conocías.

Cuando te vas haciendo mayor puedes ser feliz mirando un árbol, una montaña, un perro correr, un rayo de luz, el polvo encima de las estanterías, una respiración profunda de tu pareja durmiendo.

La felicidad es otra cosa muy parecida a la tristeza, una canción alegre se tiñe con otra emoción.

Llevo dos días confundido y al final resulta que era eso. 

Llorar de alegría.


 

 

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