Mojama Rock.

Los Rolling Stones siguen.

Muy bien no se sabe porque.

No será por dinero.

No será por la mojama.

No será por la fama.

No será por nada.

Tal vez es que les gusta.

Tal vez no les duele la espalda.

No será por la droga.

¿Comen sopa de sobre para cenar?

¿Judía tierna huevo duro y patata?

¿Siguen por la memoria de Charlie Watts?

Francamente lo dudo, simplemente les va la mandanga.

Los Rolling Stones siguen, nadie sabe muy bien porque.

Tienen de todo.

Tampoco les queda mucho más.

¿Qué van a hacer?

¿Salir por el barrio a caminar?

¿Dar de comer a las palomas?

¿Mirar obras?

No tienen nada más.

Si paran la muerte les alcanza.

Les gusta ese modo de vida.

No saben hacer nada más. No saben freír un huevo, ni recoger la caca al perro.

No lo hacen por dinero, ni por fama, ni por nada.

Lo hacen por no morir, por no mirar de frente a la calavera de una camiseta roquera desgastada.

Tocan, hacen el huevón y luego aquí no ha pasado nada.

Hasta la última parada. 

Nunca han habido tantos viejos encima de un escenario.

Un nuevo género ha nacido.

El Rock Anciano.

El ismo definitivo.

El Rock no ha muerto pero este es su movimiento final.

Rock de geriátrico, rock trasnochado, Rock con un pie al otro lado.

El Rock ya casi se ha acabado.

Hasta los indies son viejos.

Los viejos rockeros son ancianos.

Al rock en el ruedo le quedan dos telediarios.

Esa es mi conclusión después de ver en la tele a esa panda de yayos.




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