Recuerdos en una caja.

Recuerdos en una caja.

Recuerdo ir en tren el Londres, creo que de camino al aeropuerto, no lo se, la mente solo recuerda lo que te impacta emocionalmente. Todavía recuerdo alucinado la aparición de la central eléctrica, La Power Station de la portada del Disco de Pink Floyd, Animals. Era tan ignorante que ni sabía que existía, al verla fue como salirme de la realidad, todavía lo recuerdo como un sueño, algo delirante y maravilloso.

Es un edificio imponente, hasta no hace mucho, el más grande de Europa destinado a generar electricidad con carbón, con sus cuatro chimeneas, da la sensación de ser una silla o una mesa para gigantes del revés.

Que portada más significativa del Animals para el día de hoy, el cerdo zepelín que sobrevuela una central eléctrica tan contaminante, todo eso visto desde la crisis energética y climática actual se llena de significado y da una nueva lectura a un disco atemporal, de canciones largas en medio del ahora de canciones cortas y directas al centro de tu cerebro, Pink Floyd es de cocción lenta, es un guiso que se sigue estofando hasta hoy. Es una enorme caja sin fondo, una unidad de almacenaje, un disco duro de terabytes imposibles de contar.

Recuerdo estar en el balcón de casa de mis padres, sentado en la silla de nea de mi abuela escuchando el disco en mi Walkman falso. Compré el disco porque se suponía que era bueno y no supe si lo era hasta mucho después, por aquel entonces andaba enamorado de una hippie con el pelo negro y rizado y el disco me gustaba por ella aunque a ella no le gustaba, prefería a Sopa de Cabra.

Recuerdos en una caja. La música es muy difícil darle valor en el presente porque todavía está vacía, ha de irse llenando con el tiempo, ha de irse macerando, la distancia corta no le va a favor. Recuerdos, recuerdos, recuerdos...

Recuerdos en una caja.



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