The Doors, Edipo, los padres y el submarino.

El otro día en una de esas apasionantes charlas que hoy se dan en Whatsapp con mi amigo Roger de Gràcia, sobre The Doors, grupo que nos gusta mucho a los dos, me preguntó que lectura hacía de la canción The End y porque creía que hasta a día de hoy no se había ridiculizado nunca teniendo en cuenta que se podría por muchos motivos. 

Es una canción larga, grandilocuente y pretenciosa, podría ser ridícula si no tuviéramos en cuenta el tema que trata y de la forma en que lo hace.

Toca un tema universal que no nos gusta mirar de frente, oscuro, el complejo de Edipo. Matar al padre, follar con la madre. Para nosotros sigue siendo algo muy bestia y lo seguirá siendo mientras seamos humanos y tengamos padre y madre.

Mucho ha de cambiar la cultura humana y la sociedad para que ese meme se desactive en nuestros cerebros. Francamente no se que debería pasar para que eso tan oculto, verdadero y a la vez prohibido se desactive alguna vez.

Para colmo te lo muestra de una manera realmente destructora, la canción a priori parece un tema de despedida del amor a una pareja, mientras se va adentrando en el inconsciente con esa línea de bajo que es como un submarino, baja poco a poco hasta las profundidades y ahí se manifiesta el sueño, el mito de Edipo, sin aviso, casi sin darnos cuenta y ese "The End" el fin del amor con tu pareja, la despedida y ruptura amorosa, pasa a ser la despedida de la madre. Una auténtica mina de profundidad, la cabeza te hace ¡bum!. En la versión del disco ya se tuvo que censurar el momento en el que Morrison grita lo de "Mother, I want to fuck you" 

¡Dios mío! el horror, amas a tu madre pero te has de despedir para llegar a ser tu realmente, has de morir para renacer. 

Despedirte de la madre para dejar de ser el hijo y ser tu, reencarnarte en ti mismo.

Es una canción realmente bestia, por no hablar del poema de la parte central psicodélica, que te lleva al mundo de lo prohibido y la locura. 

En una entrevista Jim Morrison dijo algo así como que ellos hacían música primitiva, atemporal que se podría escuchar dentro de cien años y yo diría que hasta dentro de mil si seguimos caminando en la superficie de algún lugar.

Jim Morrison, tocó lo innombrable, lo primitivo y animal, realmente cruzó al otro lado. Era un tío que estaba de paso, le importaba todo un huevo, de niño vivió como en catorce o quince lugares, un buen día llegaba y hacía el notas para llamar la atención en el cole y un día se iba a otro sitio con sus padres. su padre era militar y cambiaba de destino cada dos por tres. 

No tenía apego por nada, ni por la vida, ni por él.

Eso hizo en la vida, llego, hizo en notas, dijo cosas que nadie se atrevió a decir y se piró, como un duende, como Jesucristo, era un tipo de esos y el resto del grupo le hicieron de comparsa genial, solo unos muchachos con tanto talento le podían seguir.

The End, sigue escociendo y quemando, siempre lo hará.

Es mi canción preferida.




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