Los críticos son curas.

 ¿Quién soy realmente? ¿de donde sale tanto sentimiento de culpa? Uno sabe que se le da bien algo y no lo afronta, no lo hace. Uno sabe quien es pero es pecado.

Editores que no se atreven a ser escritores, publicistas que no se atreven a ser artistas, críticos musicales que no se atreven a ser músicos.

La causa de la ansiedad, de la depresión, del estar mal, del sufrimiento emocional, saber quien eres y no atreverte a serlo, no permitirte ser quien eres, no enfrentarte a lo que más temes, a ser tu.

Y por otra parte en ese miedo radica otra cosa, no llegar a ser lo que realmente crees ser, o estar engañado, y lo más gordo de todo, es que solo lo puedes comprobar intentándolo.

La naturaleza del crítico es amargada, es triste, ese análisis perfeccionista que lanza de forma cruel en contra del artista en realidad es contra si mismo, igual que cuando lo alaba y admira, siente que parte de su identidad está pegada a eso, es una forma de creer que podría haberlo hecho él porque lo comprende. Entender algo no es lo mismo que hacerlo.

Es todo muy triste pero ahí está, lanzarse a la creación tiene una parte de realización a través de un don y por otro lado tiene a un gran vanidoso dentro, el crítico no perdona la vanidad, va a por ella y la muerde como un perro, no la suelta y es la manera de destruir al artista, porque precisamente es el punto más débil de este. Hay que ser vanidoso para lanzarse en tu propia búsqueda y en creer que puedes aportar algo. Pero por otra parte no aceptar el talento y hacer algo con él te borra de tu mapa. La vanidad es un pecado, pero no hacerlo es no ser.

Detrás de cualquier expresión artística hay un valiente y un vanidoso y detrás de cada crítico o alguien que mira detrás de la barrera, un frustrado. Un mártir, un cura. 

Los críticos son curas que lanzan sus sermones y no señalan los pecados de los creadores.

Que ni él uno ni él otro de el paso, conduce a lo mismo, a la depresión y la angustia, por lo que solo queda una cosa, hacerlo.

Hacer es lo única herramienta transformadora y la que te hace ser.

Somos lo que hacemos, no lo que pensamos.

Mejor cargar con los pecados que no ser. 



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