Vértigo del dial.

 No sé si os pasa, no sé si os perdéis en medio del mundo de las posibilidades, de otras vidas, de opciones que podrías elegir y que lo podrían cambiar todo, en creer que todo sería peor por una triste decisión o mejor por una decisión afortunada.

Mi vida ha dado vuelcos inesperados, decisiones a lo bruto, lanzamientos de lanza y saltos de pértiga sin ese colchón enorme al otro lado y sin lograr enderezar la vara esa larga como un lápiz de un Transformer.

Voy en el metro pensando en cambiar de dirección, pienso en subir o bajar, si mandar un mensaje o no. No hago nada y acabo en casa, escribiendo esto a las tantas de la noche.

Cuando me asaltan más estas ideas es por la noche y se me hace un nudo en la garganta y la boca del estómago se cierra ¿Estaré bien sintonizado? ¿estaré en la emisora que me corresponde? ¿Hay otro yo por ahí jugando? ¿Con hijos? ¿Casado? ¿Con una prole amargado? ¿De bar en bar? ¿de noche en noche? 

No lo sé, aquí es donde me siento, solo sé que salir por la puerta ahora lo cambiaría todo, me sintonizaría en otro posible universo, o puede que no y sea este en el que salgo por la puerta.

Nunca sabré las veces que he cambiado de emisora, imposible saberlo pero sin duda lo he sentido, miro atrás y veo otras vidas que no son mías, otras personas que no están, otros recuerdos que dudo que sean míos.

Siempre, de forma periódica tengo ese vértigo del dial, así me acabo de inventar llamarlo, vértigo del dial, girar y ver que pasa, girar y ver dónde voy a parar.

Pocas cosas mantengo de aquellos otros mundos, un par de amigos que los veo y ahora noto que son aquellos del otro universo y que ahora están algo cambiados, veo mi pelo reflejado en el espejo y también veo a otro, he cambiado de universo y ahora ellos son los de este, aun que habitan de otro modo en el que me encuentro ahora. Todo es parecido pero distinto.

Todo esto podría parecer un brote de esos de locura, si no fuera literatura, y escuchar a unas emociones comunes a todos y que nos da pereza mirar. La sensación y el deseo de escapar, de dejar la monotonía que a la mínima se instala, todo se convierte en lo normal aunque sea incómodo, nos adaptamos a vivir de cualquier modo, asi conquistamos toda la tierra.

Es nuestra suerte y nuestra desgracia.

Vértigo del dial. 






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