En los restaurantes nada ha cambiado.

Cuando vas a cenar solo a un restaurante es como si desaparecieras. 

Miras tu plato y comes, no puedes decirle a nadie lo rico que está, nadie te mira,  todo el mundo está cenando con alguien, parejas o grupos de amigos, eres un observador silencioso, escuchas las conversaciones de los demás y nadie se fija en ti.

Antes leía el periódico, si es que lo tenían, ahora miro el móvil y contesto algún whatsapp, a veces charlo con alguien por el móvil.

Eres como un espía. 

Cuando llegas al restaurante has de recalcar que vienes solo, no suele hacer falta reservar, te meten en cualquier parte, siempre queda algún hueco en la barra, nunca llamo para reservar en ningún sitio. 

Ya me conocen los empleados y me saludan con amabilidad pero los clientes ni me ven.

A parte de la comida, es difícil disfrutarla solo, lo mejor son las conversaciones ajenas. 

El otro día, en la mesa junto a la mía había una pareja de esas furtivas, él se refería al novio de ella con una sonrisa de carterista, y se quejaba todo el rato del exceso de sal o la falta de esta en cada plato, cosa que no comprendía porque mi comida estaba excelente y el restaurante es muy bueno. Ella, en cambio, estaba profundamente seria, enfadada y solo le contestaba con monosílabos al que deduje que era su amante. Él estaba muy contento, creo que estaba seguro que iba a follar, ella también pero le pesaba profundamente, creo que lo hacía por pura rabia hacia los dos, tanto para joder al novio, como por lo mal que le caía el amante. O puede que lo hiciera para reafirmarse, por dominante, tenía cara de mala persona, pequeña y resentida. En cambio, él era como un perrito muy feliz ante un filete, le hacía todo tipo de gracietas y ella no le reina ni una.

Puede que fueran unos afiliados a eso del poliamor y les sentaba fatal, sobre todo a ella.

Mientras tanto yo seguía desaparecido, sin que nadie reparara en mí. 

Delante tenía una pareja de esas con mucha diferencia de edad, ahora las odia todo el mundo pero siguen existiendo igual, en los restaurantes buenos esta lleno de ellas. Eran extranjeros, ella una chica joven, de algún lugar del este, eran una pareja auténtica, de las que nos parecen normales si no fuera por la diferencia de edad. Ella seria, muy seria, ese viernes todas las mujeres estaban con sus parejas muy serias, parece que todos ellos empleen el mismo truco "voy a llevar a mi novia, amiga o amante a cenar" Y así luego tendremos sexo.

Todo parece haber cambiado mucho y no ha cambiado nada. La sexualidad en pareja no ha cambiado desde hace cientos de años. Nunca nos entenderemos. 

Por la tele tengo la sensación de que todo ha cambiado mucho, en las redes sociales también, pero luego en los restaurantes veo lo de siempre, parejitas que no se hablan, tíos que les dan la chapa a ellas y ellas callan serias, es de lo más normal, es de lo que más hay. 

Parece que vivamos en un extraño mundo dedicado a las citas. En los restaurantes nada ha cambiado. 



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