Condenados a fingir.

Hay dos tipos de artistas aunque unos lo son de verdad y los otros no.

Los que buscan gustar y los que quieren que los demás los acepten tal y como son. 

Unos buscan el éxito a través de dar al público lo que quiere ver para ser aceptados y gustar. No inventan nada porque podrían volver a ser los raros y no hay nada que teman más.

Los otros son los raros que no quieren cambiar. Quieren que cambien todos los demás.

Intentan cambiar al que lo ve, intentan mejorar el mundo de algún modo, intentan aportar algo que haga que cambie la perspectiva a los demás. Buscan el cambio de paradigma

Unos buscan gustar y otros quieren cambiar al otro.

Unos se adaptan y los otros quieren que se adapten a ellos.

Unos no son artistas, los otros sí.

Unos son complacientes, los otros incómodos.

Los que buscan gustar entienden el éxito como una forma de amor y de ser aceptados, los otros sufren el éxito si lo alcanzan, pero el éxito para ellos siempre es una consecuencia, para los otros un fin en sí mismo.

Unos alcanzan el éxito, los otros lo sufren.

Los que lo sufren a veces entienden el éxito como forma de venganza y para doblegar al mundo, los otros simplemente lo necesitan.

Lo que no ven es que el éxito es siempre destructivo, paranoico y alienante.

Los que buscan gustar y ser aceptados en realidad jamás lo consiguen porque él que no los acepta no está mirando ni comprende nada. 

Dos tipos de artistas, unos lo son de verdad, los otros no.

A unos los persigue un vació, los otros necesitan sacar algo. 

El lleno y el vacío.

Solo el que tiene dentro puede dar algo, el otro acaba siendo un vampiro.

Los dos son personas en su día excluidas, unos tienen el don del arte y los otros no.





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