Vuelta a la infancia.

Todo son vueltas a la infancia.

 Lo que no tuviste lo buscas de mayor, lo que no tuviste lo das en el amor, esperando que te lo den a ti. Así pasas la vida. Compartes lo que no compartieron contigo y te aferras a las cosas bellas que tuviste, las que te hicieron sentir bien, con ellas construiste tu refugio.

 La infancia no es un lugar tan idílico, pero es lo único que tienes realmente, allí te construiste un lugar a salvo y ahí vuelves cuando las cosas no van bien.

Por las mañanas sonaba música en casa, eso sigue pasando en la mía, no hay nada más placentero, me molesta cuando no es así y la tele está encendida con su cumulo de malas noticias. No hay nada peor para empezar el día, es empezarlo mal sin remedio. 

Pon música y empieza bien.

En casa nadie me orientó en medio de esta vida con una cabeza sin brújula como la mía qué acumula caminos y rutas. Sin mapa.

Me guie solo, ahora me gusta guiar, sin que me lo pidan. Es muy placentero aprender por ti mismo y gusta compartirlo, encontrar un tesoro y no poderlo explicar es la cosa más triste del mundo, ver lo que hay al otro lado de la montaña, volver y que no haya nadie para contárselo.

Mi infancia fue con mi familia pero en soledad. Nadie parecía entender lo que me pasaba, nadie daba respuestas, ni en casa, ni en la escuela, ni los médicos. Todo era a largo plazo, al final algunas cosas se arreglaron, otras fueron a peor, pero cuando todo se complica vuelvo a ese lugar llamado infancia. 

Por las mañanas sonaba música en casa.